miércoles, 11 de noviembre de 2015

Herida vertical






Ven, descose la piel, súrtela de excrecencias
Degustemos el pan mohoso de la cena, la uva carcomida por la larva-lengua, desplacémonos sobre el piso rectangular y  líquidamente segregado
Atisba el pelaje gris de las ratas, el  brillo del túnel que se instaura bajo el óvalo de tu jardín
Rayitas blancas perfilan el camino húmedo donde los vagabundos celebran sus desdichas y los insectos lamen la sangre del perro atropellado
Ven, camina, siente la tibieza semioscura de la roca
Duerme al lado de la mujer que fertiliza la pierna herida del  hombre
No mires hacia atrás cuando lamas su vagina, mide el espesor de sus paredes, sopesa el  líquido que alimenta sus trompas, su rayo azul orgánico, el acantilado

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